Traumatología Facial
Las agresiones, accidentes deportivos, laborales y de tráfico pueden producir una fractura en el macizo facial tributaria de tratamiento quirúrgico por un cirujano maxilofacial. Mediante abordajes por dentro de la cavidad oral, de blefaroplastia superior e inferior o a través de incisiones en el cuero cabelludo se pueden reducir las fracturas sin dejar ninguna cicatriz externa visible.
La fractura más frecuente de la cara es la de los huesos propios de la nariz que puede precisar una rinoplastia secundaria si no es tratada inicialmente.
Cuando se fractura la mandíbula o el maxilar superior se suele manifestar con una alteración en la oclusión de los dientes ya que no encajan correctamente. También puede asociarse a fracturas dentales o dentoalveolares, impotencia funcional en la articulación temporomandibular o trastornos sensitivos al lesionarse las estructuras nerviosas.
Una fractura que suele verse en accidentes deportivos es la del pómulo (hueso malar o zigomático) que se manifiesta con un hundimiento produciendo una asimetría y un defecto estético.
Las fracturas de la órbita se suelen manifestar clínicamente con una visión doble y una limitación de los movimientos oculares. El tratamiento consiste en reposicionar el contenido orbitario y reconstruir las paredes de la órbita a través de abordajes como los de blefaroplastia.